Los trastornos alimenticios implican más que simplemente hacer dieta para perder peso o intentar hacer ejercicio físico todos los días. Se trata de comportamientos alimenticios extremos: por ejemplo, dietas que nunca terminan y que, gradualmente, se vuelven más estrictas. O personas que no pueden salir con amigos porque creen que es más importante salir a correr para contrarrestar la ingesta de un dulce.
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